miércoles, 29 de junio de 2011

EL BRONCEADO QUE NO DAÑA TU PILE!

  • La calidad y duración de tu bronceado dependerá de cómo te protejas y programes los tres primeros días que te muestres al sol. Al principio las exposiciones deben ser progresivas y cortas, en dosis de 10, 15 y 20 minutos, preferentemente en movimiento.
  • Tiéndete donde corra suficiente brisa, eso evita que los rayos lleguen directo a tu cuerpo.
  • No permanezcas tumbada durante mucho tiempo. Moverte permitirá un bronceado más uniforme.
  •  Evita problemas oculares y aparición de arrugas: usa gafas con cristales que filtren los rayos.
  • Los riesgos de quemaduras aumentan entre las 11 y 15 horas, cuando la acción nociva del sol se potencia.
  • Aunque se esté bajo una sombrilla, la arena refleja en 25 por ciento las radiaciones ultravioleta. Incluso si está nublado, la intensidad de los rayos es igual a la de un día despejado.
Para evitar ese amorodio entre la piel y el astro rey existen los bronceadores, que te permiten disfrutarlo sin temor.

Antes de asolearte...

Prepara la piel. Es imprescindible para favorecer una coloración homogénea y duradera.
Exfolia. Elimina células muertas y deja la epidermis pareja y suave.
Hidrata. Aplica a diario crema hidratante, para mantenerla con un nivel óptimo de humedad.

Broncearte sin quemarte

Éste es el objetivo de los bronceadores, que incorporan en sus fórmulas filtro solar, estimulan la melanina, hidratan, nutren y suavizan la piel. Optimizan las defensas naturales y la protegen contra las arrugas y la pérdida de firmeza, además de proporcionar un color uniforme y duradero. La cantidad adecuada es media cucharadita por cada parte del cuerpo. Lo debes poner 30 minutos antes de asolearte, reaplicarlo cada hora y después de bañarte, transpirar o secarte con la toalla.

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